Líderes limpios pero Consejo Territorial ilegítimo

Atreverse a decir que Toni Cantó y Rosa Díez están “salpicados por la corrupción interna” como hizo un conocido medio en Internet hace unos días no es solo pecar de desconocimiento, es una alevosa y premeditada acusación que busca sólo hacer daño a un partido emergente que está poniendo nervioso ya a demasiada gente.

Vamos a desmontar dicha acusación:

En ese medio se hace referencia a votos fraudulentos en las elecciones internas al Consejo Territorial (en adelante CT) de UPyD de la Comunidad Valenciana.

Los hechos fueron los siguientes: después de la acusación en una asamblea de un miembro del partido, se inició una investigación interna que concluyó que durante las elecciones celebradas en 2010, en las que ganó el actual presidente del CT por un solo voto, se produjeron una cantidad mínima de votos fraudulentos prohibidos por los estatutos con la complicidad de un presidente de mesa y se han identificado a tres personas implicadas (que espero sean expulsadas raudamente del partido).

El partido dice que no puede tomar medidas puesto que el caso ya ha prescrito.

Algunos miembros del CT al considerarse ilegítimos han presentado su dimisión.

Ahora bien, de los hechos anteriores, ¿se puede concluir que Toni Cantó está salpicado por la corrupción interna?

La respuesta es tan sencilla como tajante: No, ya que Toni Cantó no estaba ni siquiera afiliado a UPyD en el momento de las elecciones internas.

¿Se puede concluir que Rosa Díez, portavoz del partido ordenó o influyó de alguna manera en la iniciativa de las personas implicadas en la manipulación?

Aquí la respuesta es menos concluyente, pero las tres personas implicadas afirmaron actuar por iniciativa propia y cuesta de imaginar a una líder del partido inmiscuirse de esa forma en unas elecciones internas. Máxime cuando no mostró su apoyo público ni preferencia por ninguna de las candidaturas.

Pero esto no debería saldarse así si UPyD quiere diferenciarse de los otros partidos.

No basta sólo con que ni Toni Cantó ni Rosa Díez estén libres de culpa, el caso es que se produjeron una serie de votos fraudulentos que han podido decidir la dirección del CT de UPyD en la Comunidad Valenciana.

No basta con decir que el asunto ha prescrito, sin dar oportunidad a que la dirección central del partido intervenga, demostrando honradez y humildad, el CT debería dimitir en bloque liderado por Romain Muzzati, tal como han hecho aisladamente algunos miembros, pues ahora mismo carece de la legitimidad mínima exigible para dirigir el partido en la Comunidad Valenciana, lo que no hará más que causar tensiones y recelos internos, sin entrar a valorar su trabajo y asumiendo que no están implicados en la manipulación, podrían presentarse de nuevo a la “reelección” y que las bases decidan si les otorgan la legitimidad para seguir rigiendo el CT.

Pero necesitan una legitimidad de la que hoy por hoy carecen, y no deberían tener miedo a otorgar a las bases de nuevo la potestad de devolvérsela.

Si deciden no dimitir en bloque, es la dirección central la que debería actual y no escudarse en que una manipulación de las elecciones internas ha prescrito, eso no debería valer para UPyD y sí la legitimidad de la misma y la voluntad de las bases, la dirección central debería disolver el CT de la Comunidad Valenciana inmediatamente y nombrar una gestora que convoque unas elecciones internas a las que podrá presentarse los actuales dirigentes del CT libremente.

Esto no debería verse como una crisis en UPyD, más bien como una oportunidad de diferenciarse de los partidos tradicionales, demostrando que aquí las cosas se hacen de otra forma y demostrando que los dirigentes son honrados (si el CT dimite en bloque) y en caso de duda hay una dirección central que actuará sin titubear (disolviendo el actual CT, nombrando una gestora y convocando elecciones internas) y apartará a los contaminados que manipularon las elecciones para siempre, sin dejar que su acción contamine más el partido.

Es el momento de un CT en la Comunidad Valenciana legitimado por las bases que tenga tiempo de actuar y de trabajar antes de las próximas elecciones y no esperar a que se expire el mandato del actual sin estar legitimado y enfrentarse a unas elecciones internas en un clima de tensión cada vez más acentuado.